lunes, 16 de noviembre de 2020

LA INCLUSIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO

LA INCLUSIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO

En México, la inclusión educativa de las personas con discapacidad ha sido un campo poco desarrollado, tanto en las políticas públicas como en la investigación académica. Si bien la primera escuela de educación especial se fundó en los albores del Estado liberal mexicano, en 1867, durante décadas, los servicios educativos dirigidos a este colectivo se sustentaron en modelos médico-rehabilitadores o normalizadores-asistencialistas (Brogna, 2009) que ofrecían muy pocas posibilidades para su desarrollo personal e inclusión social.

La inclusión es un tema que poco a poco se ha ido colocando en la agenda de las políticas públicas en educación superior. Después del acelerado crecimiento de los sistemas educativos a partir de la segunda mitad del siglo XX (Schofer & Meyer, 2005), la discusión comienza a centrarse en la cuestión de la equidad y la inclusión de aquellos colectivos sociales que han estado subrepresentados o excluidos en forma sistemática de la formación terciaria, como los pobres, las mujeres, las personas de los pueblos originarios y, más recientemente, las personas con discapacidad (UNESCO, 2009).

En México, la inclusión de esta población en la educación terciaria ha sido un proceso largo y complejo en el cual, al igual que ocurrió con otros sistemas educativos, intervinieron diversos factores estructurales, como las reformas a la legislación pública y la incorporación de la perspectiva de inclusión en los niveles educativos previos, e individuales, como la creciente movilización y visibilidad que han adquirido las personas con discapacidad.

Incluir a un estudiante con discapacidad no sólo significa asignarle una matrícula o darle un espacio donde pueda tomar sus clases, sino poner en marcha una serie de apoyos y servicios académicos, económicos, materiales, tecnológicos, psicológicos y de autogestión que le permitan integrarse de manera plena a la vida escolar (Fuller, Bradley & Healey, 2004Getzel, 2008), situación para la que muy pocas universidades se encuentran preparadas.

Stainback y Stainback (1992) definen una escuela inclusiva como aquella que educa a todos los estudiantes dentro de un único sistema educativo, proporcionándoles programas educativos apropiados que sean estimulantes y adecuados a sus capacidades y necesidades, además de cualquier apoyo y ayuda que tanto ellos como sus profesores puedan necesitar para tener éxito. Pero una escuela inclusiva va más allá de todo esto, ya que es u n lugar al que todos pertenecen, donde todos son aceptados y son apoyados por sus compañeros y por otros miembros de la comunidad escolar para que tengan cubiertas sus necesidades educativas especiales.

Por lo consiguiente, esto implica pasar de una universidad basada en valores de competencia a valores de cooperación. Uno de los rasgos esenciales de una escuela inclusiva es el sentido cohesivo de comunidad, la aceptación de las diferencias y la respuesta a las necesidades individuales. Bajo esta perspectiva de trabajo, los apoyos se organizan y son recibidos dentro del aula.

Otro aspecto considerado por la educación inclusiva es que en las escuelas donde los estudiantes, padres y profesores no establecen amistades, compromisos y lazos entre ellos, es decir, donde hay una ausencia de comunidad, hay un aumento de problemas con una disminución de logros. Arnáiz, P. (1996) Esta falta de comunidad es un reflejo de una sociedad cada vez más urbana, compleja y despersonalizada, es decir, excluyente. Dos líneas más de la inclusión son el aprovechamiento de los apoyos y recursos naturales de la comunidad universitaria y la autodeterminación en las personas.

La educación inclusiva pretende unir esfuerzos, no duplicarlos. Aprovechar los recursos y apoyos naturales que ya existen para servir a toda comunidad educativa. Estos términos los describimos a continuación:

Apoyos naturales

Son los recursos existentes en el lugar educativo, de trabajo, en la comunidad, en el hogar, que haya sido identificado por los facilitadores de la inclusión (o por otros), elegido por la persona con necesidades educativas especiales y programado para ser eficaz. En la inclusión los recursos y apoyos naturales se vuelven para todos.

Ø Una ventaja de los apoyos naturales es que todos los recursos y esfuerzos de la comunidad universitaria pueden ser usados para asesorar necesidades instructivas, adaptar la instrucción y proporcionar apoyo a los estudiantes.

Ø Son estrategias y recursos que promueven la mejoría e intereses de las personas con discapacidad, facilitando a dichas personas el acceso a la información, recursos y relaciones inherentes a la inclusión, a la educación y a la comunidad, resultando en una educación o empleo valorado y satisfactorio. Se refiere a una red de trabajo individual, de familia, amigos, compañeros, profesores y recursos comunitarios (Nisbet, 1992).

Los apoyos naturales son las instancias y servicios educativos tales como:

·        Ámbitos de trabajo 

·    Cursos de inducción

·        Formación

·        Dinámicas de grupo

·        Compañeros de clase

·        Alumnos de servicio social

·        Los profesores y su experiencia

·        Los organismos estudiantiles,

·        Padres de familia,

·        Adecuaciones al mobiliario e instalaciones que faciliten el trabajo modificaciones a los procedimientos de trabajo para que éstos puedan ser desempeñados por personas con discapacidad, entre otros.

La importancia de los recursos y apoyos naturales en el ámbito universitario, reside en su potencial para favorecer ambientes inclusivos y su trascendencia para la vida laboral posterior.

Una línea más de la inclusión, tiene que ver con la autonomía y toma de decisiones individuales o en un grupo. Estas acciones tienden a la autodeterminación.

Autodeterminación

            Es la realización de elecciones y toma de decisiones relativas a la calidad de vida de uno mismo, libres de toda influencia o interferencia externa excesiva. Hablar de autodeterminación es hablar de derechos, de competencias, de acción, de ética, de responsabilidad, autoridad, dignidad y libertad.

Se refiere a las capacidades y actitudes requeridas para que se actúe como el principal agente causal en su propia vida, en una adecuada interdependencia social.

Concretamente se quiere resaltar la autodeterminación por parte de las personas con discapacidad en la construcción conjunta de la universidad incluyente.

Es necesaria y beneficiosa ya que produce oportunidades, apoyos y recursos; contribuye al mejoramiento y bienestar de cada miembro de la comunidad universitaria, para que todos tengan un sentido de pertenencia.

Es indispensable para la formación personal, el desarrollo de sí mismo mediante la toma de decisiones, la definición del proyecto de vida, el proyectarla como futuros egresados autónomos, en caso de estudiantes.

Es una actitud que debe potenciar toda la comunidad universitaria en la cimentación de una comunidad inclusiva.

La Universidad como impulsora de la mejora de la calidad de vida de toda la población convoca a personas que se unen para adquirir, compartir y desarrollar conocimientos. Aquí resulta importante hacer alusión al documento “Misión de la Universidad en México, como país en desarrollo” en donde Pablo Latapí (1969) expresa “En cuanto institución que busca la verdad sobre el hombre, la Universidad debe abocarse a esclarecer esta verdad en el proceso concreto de humanización que es el desarrollo nacional. El estudio de este desarrollo en todos sus aspectos – salvaguardando siempre su perspectiva humanista- debe ser el objeto primario de su docencia e investigación”.

La Universidad misma, como un espacio plural que desde sus funciones desarrolla e impulsa los proyectos vinculados a la problemática de la exclusión y diversidad que se vive en el entorno social y que promueva acciones encaminadas a fortalecer una universidad más inclusiva. La universidad incluyente será más eficaz en la medida que:

• utilice como puntos de partida las prácticas y conocimientos existentes;

• considere las diferencias como oportunidades, no cómo problemas;

 • examine minuciosamente los obstáculos a la participación de los alumnos;

 • haga un uso eficaz de los recursos disponibles para apoyar el aprendizaje;

 • desarrolle un lenguaje común entre el profesorado, y

• cree unas condiciones que estimulen cierto grado de asunción de riesgos.

La Universidad enfatiza así el sentido de la comunidad, para que todos tengan sensación de pertenencia, se sientan aceptados, apoyen y sean apoyados por sus iguales y otros miembros de la comunidad, al tiempo que se satisfacen sus necesidades formativas.

 La inclusión no niega la particularidad y singularidad de las personas y grupos sujetos de acción, más bien puede estimular las relaciones creativas y comprometidas.  

La inclusión contempla a la persona en su totalidad física y psíquica así como en su interacción social. Construye comunidad, relaciones compartidas, respeto, responsabilidad y compromiso hacia una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.

La acción para la inclusión reclama el respeto a la dignidad humana y a las diferencias a la vez que promueve los derechos de aquellos que son marginados, excluidos o discriminados.

 En la inclusión al valorar la diversidad, se respetan las capacidades de cada alumno y se considera que cada persona es un miembro valioso que puede desarrollar distintas habilidades y desempeñar diferentes funciones para apoyar a los otros. Así, nadie es rechazado, ningún alumno es segregado porque se resalta lo que tiene de positivo en lugar de etiquetarlo por su dificultad, de esta forma, la autoestima, el orgullo por los logros, el respeto mutuo, el sentido de pertenencia a un grupo y la valía personal son valores que están implícitos en el centro y en cada una de las aulas, fomentándose el sentido de comunidad.

            Una auténtica comunidad es un grupo de individuos que han aprendido a comunicarse entre ellos con sinceridad, cuyas relaciones son más profundas que sus apariencias y que han establecido un compromiso s ignificativo para, como según indican ellos: divertirnos juntos, disfrutar con los otros y hacer nuestras las situaciones de los demás (Flynn, 1998).

La educación inclusiva tiene como finalidad hacer frente a los requerimientos educativos de los miembros de la comunidad universitaria, a partir de un sistema educativo, que respete la individualidad y se resuelvan los problemas desde una cultura de colaboración (Arnáiz y Ortiz, 1997).

Conclusión

“Entonces decimos que una universidad incluyente ve a todos los alumnos como capaces de aprender y animar; y honra todos los tipos de diversidad. Incrementando la posibilidad de una igualdad de oportunidades y con ello, la mejora de la calidad educativa.

Una universidad incluyente descansa en una actitud y en un sistema de valores y creencias. La educación inclusiva se centra pues en cómo apoyar las cualidades y detectar las necesidades de cada uno y de todos los estudiantes en la comunidad educativa, para que se sientan bienvenidos y seguros y alcancen el éxito”.

Fuentes consultadas

http://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/Manual_integracion_educacion_superior_UNUIES.pdf

https://www.redalyc.org/jatsRepo/998/99843455011/html/index.html

https://rieoei.org/historico/documentos/rie63a05.pdf

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