jueves, 21 de enero de 2021

EL APRENDIZAJE SOCIOEMOCIONAL: UN APORTE PARA LA EDUCACION INCLUSIVA

 

EL APRENDIZAJE SOCIOEMOCIONAL: UN APORTE PARA LA EDUCACION INCLUSIVA

Vivir en un contexto de diversidad cultural, como el que favorece una educación inclusiva, tiene un impacto positivo en el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Quien vive en contacto con personas de diferentes etnias, capacidades, género, cultura y situaciones de vida, se va familiarizando con las diferencias y creando vínculos de apego con personas distintas, lo cual favorece el desarrollo de una mentalidad abierta a enriquecerse con los aportes de los otros y a valorar la diversidad.

El concepto de desarrollo socioemocional se refiere a aquellas competencias sociales y emocionales, relacionadas con las habilidades para reconocer y manejar emociones, desarrollar el cuidado y la preocupación por otros, tomar decisiones responsables, establecer relaciones positivas y enfrentar situaciones desafiantes de manera efectiva.

Como plantean Ortega, Romero y Del Rey (2010: 42): “lo que se aprende en la escuela no es lo que se enseña, sino lo que el alumno o la alumna construye dentro de un contexto de enseñanza aprendizaje, condicionado por las relaciones interpersonales que allí se generan y practican. En este sentido, consideramos que la educación para la convivencia debe basarse en la construcción de la convivencia en la escuela. Para que el alumnado aprenda a convivir positivamente debe observar y participar en las comunidades donde se establezcan relaciones positivas con las personas”.

Las habilidades socioemocionales no son innatas y es rol de los padres, cuidadores y agentes educativos, enseñar y promover el desarrollo de éstas. Así, tener herramientas que permitan a los niños y niñas formar un sentido de quiénes son les ayuda a establecer relaciones interpersonales de calidad, impulsándolos a comunicarse y conectarse con los demás. Esto les permite conocerse a sí mismos, resolver conflictos, adquirir confianza y lograr sus metas.

Ladd, Birch y Busch (1999) identificaron cuatro características de un buen aprendizaje socioemocional en la infancia:

·         Interacciones positivas con los profesores.

·         Representaciones positivas de sí mismo derivadas de buenas relaciones de apego.

·         Conocimiento de las emociones.

·         Habilidad para regular las emociones.

 

Tengamos en cuenta que un adecuado desarrollo socioemocional en los primeros años de vida se asocia entre otras variables a un mejor desarrollo del lenguaje, pensamiento y habilidades sociales; una mejor adaptación al contexto de educación inicial y escolar (mejores índices de desempeño, aumento de conductas de cooperación, mayor disposición hacia el aprendizaje y mejores relaciones), menores indicadores de problemas conductuales en educación parvulario y escolar (como aislamiento social, comportamiento agresivo, hiperactividad, cuadros atencionales y/o conductuales, entre otros) y mayores índices de felicidad y bienestar general, incluso hasta la edad adulta.

 

Las habilidades del desarrollo socioemocional se relacionan con la inteligencia emocional , en donde, los autores Salovey Y Mayer (1990) plantean un modelo de habilidades integrativo para comprender la inteligencia emocional que está compuesto por cuatro ramas o habilidades, ordenadas en cascada según su complejidad, desde las más básicas a las más elevadas, las cuales son:

·         PERCEPCIÓN Y EXPRESIÓN EMOCIONAL: reconocer de forma consciente nuestras emociones y ser capaces de darle una etiqueta verbal.

·         FACILITACIÓN EMOCIONAL: capacidad de hacer consciente las emociones y generar sentimientos o estados de ánimo que faciliten incorporar distintas perspectivas para afrontar diversas situaciones.

·         COMPRENSIÓN EMOCIONAL: integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la complejidad de los cambios emocionales.

·         REGULACIÓN EMOCIONAL: dirigir y manejar las emociones tanto positivas.

 

Posteriormente, es Goleman (1995) quien, basándose en estos autores, amplía y divulga masivamente el concepto de inteligencia emocional. De esta manera, las competencias emocionales deben entenderse como un tipo de competencias básicas para la vida, esenciales para el desarrollo integral de la personalidad y como un complemento indispensable del desarrollo cognitivo.

La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente que busca gestionar y reconocer las emociones, desarrollar la comprensión e interés por los demás, siendo la formación de los educadores el primer pasó en esta tarea como negativas de forma eficaz.

 El centro Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL), que ha realizado una importante contribución en el área del desarrollo socioemocional, recopilando y revisando los programas más significativos, ha descrito cinco competencias básicas en el aprendizaje socioemocional (Zins, Bloodworth, Weissberg & Walberg, 2004):

·         Conciencia de sí mismo: Esta área incluye el desarrollo de la capacidad de identificar y reconocer las emociones, una percepción precisa de sí mismo, la autoeficacia, la espiritualidad y la construcción de un sistema de valores. Un elemento importante en el conocimiento de sí mismo es el reconocimiento de las fortalezas y debilidades.

·         Conciencia social: Esta área abarca la capacidad de considerar la perspectiva de los otros, el desarrollo de la empatía, la aceptación, la valoración de la diversidad y el respeto por los otros.

·         Toma responsable de decisiones: Esta área implica desarrollar la capacidad de identificar problemas, el análisis de situaciones desde diversas perspectivas, la capacidad de resolver los problemas evaluando y reflexionando antes de tomar decisiones, y asumir la responsabilidad personal y moral por las decisiones y las acciones tomadas.

·         Autorregulación: En esta área se incluye el desarrollo de la capacidad de controlar los impulsos, de automotivarse, de fijarse metas y cumplirlas. También comprende la capacidad de manejar el estrés y la habilidad para organizarse.

·         Manejo de relaciones: En esta aérea se agrupan las capacidades para el trabajo cooperativo, para pedir y dar ayuda y para negociar, evitar y manejar conflictos. También engloba las habilidades para comunicarse, adquirir un compromiso social y establecer relaciones interpersonales.

                         

     

Como es fácil de inferir, el concepto de aprendizaje socioemocional ha sido fuertemente influenciado por el de inteligencia emocional (Goleman, 1996). Las de la inteligencia emocional según Mayer y Salovey (1997), son:

·         Conocimiento de las propias emociones.

·         Manejo de las propias emociones.

·         La propia motivación.

·         Reconocimiento de las emociones en los demás.

·         Manejo de las relaciones.

 

LA ESCUELA Y EL APRENDIZAJE SOCIOEMOCIONAL

La escuela es el lugar donde no solo se aprenden las competencias académicas, sino donde el niño aprende desde el punto de vista emocional a:

Vinculación consigo mismo

El contacto consigo mismo –en todos los modelos de inteligencia emocional o de educación afectiva– es considerado la base sobre la que se sustentan las otras competencias emocionales. El conocimiento de sí mismo, desde el enfoque de la psicología positiva (Seligman, 2005), debe centrarse más en las fortalezas que en las debilidades y supone una aceptación de las limitaciones.

El niño debe ir integrando su identidad a través de la construcción de una narrativa que derive en una buena imagen personal. En los niños o personas con alguna discapacidad ello constituye un objetivo prioritario, ya que son más vulnerables a tener problemas de autoconcepto y autoestima.

Vinculación con los otros

Las relaciones con los otros niños, especialmente las amistades, son un factor de desarrollo personal y un elemento protector de las dificultades psicosociales.

En el caso de los niños con necesidades educativas especiales y de otros que se sienten discriminados, contar con amigos constituye un escudo protector.

La innegable influencia de los amigos, sea positiva o negativa, debe hacer consciente al colegio de la necesidad de desarrollar estrategias que favorezcan las interacciones entre los niños, tanto para facilitar actitudes empáticas como para promover la inclusión de todos los niños, ayudando en la compleja tarea de tejer vínculos entre ellos. Las relaciones de amistad son una de las experiencias más gratificantes y protectoras de los niños y los adolescentes.

Desde el punto de vista de su desarrollo socioemocional, son claves para el equilibrio emocional y su adaptación al contexto escolar. Los amigos proporcionan seguridad y confianza en sí mismo: tener amigos es sentirse querido, cuidado y valorado. Sentirse escogido es un enorme espaldarazo a la autoestima en la infancia y en la adolescencia. Los amigos aumentan la motivación por hacer cosas, abren horizontes, muestran mundos nuevos y evitan el aislamiento.

Vinculación con la realidad

El niño se va formando una imagen del mundo externo, del papel que él juega en la construcción de esa realidad y de cuál va a ser su rol en el futuro considerando sus “sí mismos posibles” (Markus y Nurius, 1998). Estos aprendizajes acerca de la realidad y de sus posibilidades de actuar en ella se van logrando a través de las experiencias que tienen en su contexto familiar y escolar.

Entender la discapacidad física y mental es aprender a visibilizar un aspecto de la realidad que con frecuencia es negado. Se espera que las próximas generaciones puedan hacerse cargo con mayor eficiencia de la inclusión de las personas con discapacidad, de modo que se pueda crear un entorno social en que ellos puedan ser un aporte efectivo a la sociedad.

 

Aprendizaje socioemocional y sentimientos de autoeficacia

Es importante destacar que las experiencias de éxito y fracaso no solo marcan al niño psicológicamente por sus implicaciones emocionales, sino que afectan el funcionamiento a nivel cerebral. Las emociones negativas asociadas al aprendizaje tienen un tremendo impacto negativo no solo en la posibilidad de aprender en el momento actual sino que también afectan a futuro la autoestima académica y los “sí mismos posibles” en el área del aprendizaje (Markus y Nurius, 1998).

La memoria emocional negativa tiene como efecto que al enfrentar una situación de aprendizaje similar, se activan los recuerdos negativos y la nueva situación es enfrentada con ansiedad, lo cual perturba y disminuye las posibilidades de aprender.

Entre los objetivos centrales de la educación escolar destaca el de proporcionar a los estudiantes una formación integral que les ayude a estructurar su identidad y a desarrollar sus capacidades para participar efectivamente en la construcción de la sociedad. Mediante esta formación se debería posibilitar que los alumnos, como futuros ciudadanos, reflexionen, construyan y pongan en práctica valores que faciliten la convivencia tales como el respeto, la participación y el diálogo, que sirvan en última instancia para construir una sociedad más humana, equitativa y sostenible en el futuro.

Clima social escolar y aprendizaje socioemocional

El clima social se refiere a la percepción que los individuos tienen de los distintos aspectos del ambiente en el cual desarrollan sus actividades habituales, en este caso, el colegio. Es la percepción que una persona tiene, a partir de sus experiencias en el sistema escolar, de cómo es la institución en la que está inserto.

La percepción del clima social incluye la percepción que tienen los individuos que forman parte del sistema escolar sobre las normas y creencias que caracterizan el clima escolar, el tipo de convivencia y las características de los vínculos existentes (Arón, Milicic y Armijo, 2010).

Cuando el clima emocional en el cual ocurre el aprendizaje se caracteriza por una atmósfera nutritiva, la experiencia dejará una huella positiva en la memoria emocional y el estudiante asociará el aprendizaje con una sensación de competencia que generará una actitud positiva hacia la escuela.

Las siguientes son las características de un clima social nutritivo:

·         Percepción de un clima de justicia.

·         Reconocimiento.

·         Predominio de la valoración positiva.

·         Tolerancia a los errores.

·         Sensación de ser alguien valioso.

·         Sentido de pertenencia.

·         Conocimiento de las normas y consecuencias de su transgresión.

·         Flexibilidad de las normas.

·         Sentirse respetado en su dignidad, en su individualidad y en sus diferencias.

·         Acceso y disponibilidad de la información relevante.

·         Favorece el crecimiento personal.

·         Favorece la creatividad.

·         Permite el abordaje constructivo de los conflictos.

Las siguientes serían las características de un clima social tóxico:

·         Percepción de injusticia.

·         Ausencia de reconocimiento y/o descalificación.

·         Predominio de la crítica.

·         Sobre focalización en los errores.

·         Sensación de ser invisible.

·         Sensación de marginalidad, de no pertenencia.

·         Desconocimiento y arbitrariedad en las normas y desconocimiento de las consecuencias de su transgresión.

·         Rigidez de las normas.

·         No sentirse respetado en su dignidad, en su individualidad y en sus diferencias.

·         Falta de transparencia en los sistemas de información.

·         Interfiere con el crecimiento personal.

·         Pone obstáculos a la creatividad.

·         No aborda los conflictos o lo hace autoritariamente.

Un clima social positivo se asocia habitualmente a la inteligencia emocional que tengan los miembros del grupo para resolver sus conflictos en formas no violentas, lo que es característico de la cultura de Buen Trato. Por el contrario los climas tóxicos generan estilos de interacción agresivos y de maltrato entre sus miembros, como se observa en las situaciones de hostigamiento escolar (Milicic y López de Lérida, 2008).

Todas las habilidades descritas son esenciales en la creación de contextos inclusivos.

 

Conclusión

 "Los niños y jóvenes social y emocionalmente competentes se llevan bien con los otros, saben cómo comunicarse efectivamente, son cooperativos, saben decir no, negocian con los demás para resolver los problemas, saben cuándo y dónde buscar ayuda y realizan una contribución positiva a sus familias y a la comunidad. El Aprendizaje socioemocional es una instancia que aumenta la capacidad de los niños y niñas de conocerse tanto a sí mismos como a los demás con el objetivo de poder usar esa información para su propio beneficio y del bien común en la resolución de problemas, siendo flexibles y creativos y sobre todo inclusivos.

Pero en la actualidad, enfrentamos diversas crisis, como la pandemia de coronavirus (Covid-19), que enfrentamos como planeta el desarrollo de la propia persona y la convivencia con otros y otras, se convierten en desafíos fundamentales y cobran gran relevancia en el nivel de bienestar y calidad de vida de todo ser humano, por eso es importante que los padres de familia interactúen con sus hijos de manera positiva”.

 

Fuentes consultadas:

Título: Educación especial e inclusión educativa: estrategias para el desarrollo de escuelas y aulas inclusivas.

Edición: Rosa Blanco, OREALC/UNESCO Santiago

Proyecto auspiciado por el Ministerio de Educación de España. Organizado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago)

Título: aprendizaje socioemocional: ¿Qué es y cómo desarrollarlo?  http://www.fundacioncap.cl/wp content/uploads/2020/08/Aprendizaje_socioemocional.pdf

Fundación CAP. Subsecretaria de educación parvulario. Gobierno de chile.  Bisquerra, R. (2011) ¿Cómo educar las emociones? La inteligencia emocional en la infancia y adolescencia. Sant Joan de deu. Observatorio de salud de la infancia y adolescencia. https://faros.hsjdbcn.org/adjuntos/2232.1-Faros%206%20Cast.pdf  

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