La
interseccionalidad es una herramienta para el análisis, el trabajo de abogacía
y la elaboración de políticas, que aborda múltiples discriminaciones y nos
ayuda a entender la manera en que conjuntos diferentes de identidades influyen
sobre el acceso que se pueda tener a derechos y oportunidades.
¿Qué
es la interseccionalidad?
La
transversalidad es una teoría feminista, una metodología para la investigación
y un trampolín para una agenda de acciones en el ámbito de la justicia social.
Comienza con la premisa de que la gente vive identidades múltiples, formadas por varias capas, que se derivan de las relaciones
sociales, la historia y la operación de las estructuras del poder.
Las
personas pertenecen a más de una comunidad a la vez y pueden experimentar opresiones
y privilegios de manera simultánea (por ejemplo, una mujer puede ser una médica
respetada pero sufrir violencia doméstica en casa).
El análisis interseccional tiene como objetivo revelar las variadas identidades,
exponer los diferentes tipos de discriminación y desventaja que se dan como
consecuencia
de la combinación de
identidades.
Busca
abordar las formas en las que el racismo, el patriarcado, la opresión de clase
y otros sistemas de discriminación crean desigualdades que estructuran las
posiciones relativas de las mujeres. Toma en consideración los contextos
históricos, sociales y políticos y también reconoce experiencias individuales únicas
que resultan de la conjunción de diferentes tipos de identidad.
El análisis
interseccional nos ayuda a visualizar cómo convergen distintos tipos de
discriminación: en términos de intersección o de superposición de identidades.
Más aún, nos
ayuda a entender y a
establecer el impacto
de dicha convergencia en situaciones de oportunidades y acceso a derechos, y a ver cómo las
políticas, los programas, los servicios y las leyes que inciden sobre un aspecto de nuestras vidas están
inexorablemente vinculadas a los demás.
El análisis
interseccional representa un cambio de postura analítico con respecto al pensamiento
dicotómico y binario que suele prevalecer acerca del poder. Con demasiada frecuencia,
las concepciones teóricas que tenemos acerca de los derechos de las personas se
establecen a expensas de los derechos de otros; así, el desarrollo se convierte
en un asunto de cómo alcanzar y mantener ciertas ventajas competitivas.
En cambio,
al pensar en el desarrollo desde la perspectiva de la interseccionalidad, uno
se centra en contextos particulares, en experiencias específicas y en los aspectos
cualitativos de temas como la igualdad, la discriminación, la justicia, lo que
nos permite actuar al mismo tiempo a favor de nosotras mismas y de otros. Así como
los derechos humanos no existen sin los derechos de las mujeres, tampoco
existen sin los derechos de los pueblos indígenas, sin los de los
discapacitados, sin los de la gente de color, y sin los de gays y lesbianas.
Interseccionalidad:
¿por qué?
Requerimos
herramientas como la interseccionalidad para contrarrestar estas tendencias y
ver íntegra la complejidad y especificidad de los asuntos de los derechos de
las mujeres y el desarrollo, incluyendo la dimensión estructural y dinámica de
la interacción entre distintas políticas e instituciones.
Más aún, necesitamos
un marco teórico de este tipo para identificar prácticas que encajan con patrones
discriminatorios y para distinguirlas de aquellos fenómenos que son
idiosincráticos con respecto al actor o la comunidad.
Por último,
la interseccionalidad es una estrategia que sirve para vincular las bases de la discriminación
(raza, género, etc.) con el entorno social, económico, político y legal que
alimenta la discriminación y que estructura las vivencias de la opresión y del
privilegio.
La riqueza descriptiva de los
análisis interseccionales arroja
luz sobre los distintos actores, instituciones, políticas y normas que se entretejen para intervenir en
una situación dada. Análisis de este tipo, que resaltan las texturas, son fundamentales para poder encauzar efectivamente cambios
progresivos que permitan enfrentar las fuerzas del fundamentalismo, las políticas económicas neoliberales, la militarización, las nuevas tecnologías, el patriarcado y
el colonialismo arraigados, y el nuevo imperialismo que hoy en día amenazan los derechos de
las mujeres y el desarrollo
sostenible.
Cómo
practicar la interseccionalidad
Para poder utilizar la interseccionalidad en nuestra labor,
antes que nada, tenemos que pensar de otra forma acerca de la identidad, la
igualdad y el poder.
Implica centrarnos no en categorías
predeterminadas o en asuntos aislados, sino en todo lo que define nuestro acceso a los derechos
y a las oportunidades; esto es, en los puntos de convergencia, en la
complejidad, en las estructuras y en los procesos dinámicos.
En términos
analíticos, implica ver la erradicación de la discriminación y el enaltecimiento
de la diversidad como asuntos centrales para el desarrollo y el ejercicio pleno
de los derechos humanos. Implica invertir sustancialmente en la fase analítica de nuestra labor; el análisis interseccional
tiene, en efecto, un nivel de exigencia intelectual más elevado que muchos
otros enfoques de género.
El modo en
que utilicemos la interseccionalidad siempre depende de nuestra posición, de
nuestras necesidades y de nuestros objetivos. He aquí una lista de posibles
usos:
·
Al
recoger datos empíricos y estadísticos acerca del impacto que tienen las políticas
económicas sobre las mujeres, hay que indagar acerca de las experiencias de
aquellas que pertenecen a sectores pobres, o a otros grupos étnicos, o a otros grupos
particulares identificados.
·
Al
establecer las prioridades de un proyecto, hay que destinar recursos a los más
marginados, quienes deben haber sido identificados previamente al analizar el
entrecruzamiento de distintas formas de discriminación.
·
Empoderar a quienes tienen menos acceso a
recursos y al ejercicio de sus derechos y centrarse en los procesos que
conducen a la pobreza y a la exclusión (proporcionando, por ejemplo, servicios
básicos de salud, de educación, de seguridad y protección, o suministrando
insumos y tecnologías agrícolas apropiadas) puede dar lugar a logros efectivos
y tangibles en materia de derechos de las mujeres e igualdad de género.
En conclusión ; “Debido a su sexo,
las mujeres a veces pueden ser excluidas de trabajos que se consideran más
apropiados para los hombres pero también pueden resultar excluidas de trabajos
que se consideran apropiados para mujeres debido a su raza. Así, mujeres que
pertenecen a minorías étnicas resultan excluidas de posibles empleos, además de que, cuentan con pocos mecanismos para enfrentar esta forma de
discriminación, ya que no hay bases legales para argumentar que ello se debe ya
sea a discriminación sexual o a discriminación racial.
La interseccionalidad siempre ha
estado ahí, en los modos en que vivimos, interactuamos y entendemos la
discriminación y la igualdad. No obstante, ahora la estamos discutiendo explícitamente
mucho más en los campos del género, del desarrollo y de los derechos humanos,
usándola como una herramienta para la abogacía, la planificación de programas y
la investigación”
FUENTE CONSULTA
https://www.awid.org/sites/default/files/atoms/files/nterseccionalidad_-_una_herramienta_para_la_justicia_de_genero_y_la_justicia_economica.pdf
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